Hay un punto en la economía de una persona pobre en el que para vivir dignamente necesita de unos servicios bancarios que no puede pagar. Es el ejemplo de personas que no tienen ingresos porque están en desempleo, que para ellos dos o tres euros supone una diferencia importante entre poder comprar la comida del día y no poder hacerlo. Son personas que tienen una casa que han podido conservar tras perder su empleo y que de alguna forma milagrosa, aún consiguen reunir dinero para pagar las terribles y antidemocráticas facturas de la luz, muy probablemente gracias a las ayudas de los padres, quienes pueden contribuir con 200 o 300 euros al mes.
Estas personas necesitan una cuenta bancaria para poder domiciliar sus recibos. No las tendrían si no se lo exigieran estos servicios. Pero si algún día queréis probar a decir a un banco que quieres abrir una cuenta para domiciliar unos recibos y nada más... te asombrarás de todo aquello por lo que quieren cobrarte: administración de la cuenta, intereses de descubierto, comisión de descubierto... hay bancos que cobran 0.60 por apunte en cuenta (si haces un ingreso, 0.60, si te cobran algo, 0.60.... la máquina lo cuenta todo)... ¡si! ¡leíste bien! ¡60 céntimos por apunte!
Los bancos no quieren clientes que no sean rentables y si ya los tienen, los convierten en rentables a base de cobrarles comisiones por conceptos que a ellos no les generan gastos... como, por ejemplo, los apuntes, los cuales, son gratuitos para quienes no desean recibir comunicaciones físicas. ¿Y quien quiere ya recibir papeles del banco?
Algunas entidades, cobran intereses por importe excedido que ellos mismos generan simplemente desordenando los apuntes. En un mismo día se genera un cargo y un ingreso. El cargo se realiza porque ha habido un ingreso... sin embargo, las entidades los apuntas al revés y así el cargo aparece en la cuenta con signo negativo. Otras veces, imponen al ingreso una fecha valor que no está expresada claramente pero permiten que el dinero esté disponible. El cliente sólo ve que tiene saldo positivo en cuenta y que puede disponer de él. Nadie le advierte que si dispone de él le generará un descubierto. Ésos son sus intereses por importe excedido.
Los bancos desean que los pobres se vayan de sus oficinas. Les atienden mal, les hacen cobros injustos que si son reclamados desoyen, les cobran por conceptos inventados... les enfadan aposta para que se vayan.
Pero cometen un error tremendo porque la vida económica de una persona cambia, evoluciona y un día estás arriba y otro día estás abajo. Un banco inteligente, debería asesorar a sus clientes más pobres para ayudarles a crecer porque, si su cliente crece, ellos también crecen. Deberían acompañar a sus clientes también en sus momentos malos ya que no hay energía más poderosa que la del agradecimiento. Un cliente agradecido es generoso cuando sus finanzas le sonríen... eso deberían aprenderlo los que creen saber tanto de finanzas.